No hace muchos meses, el bombazo de la compra de Instagram por parte de Facebook al nada desdeñable precio de 1000 millones de dólares, además de cumplir el sueño americano para sus desarrolladores, parecía hacer patente que había un filón en el negocio de las fotografías con móvil. No en vano, en 2011 Apple Inc. estimó esa aplicación con nombre de medicamento como la App del año.
En este limbo del ser o no ser por el que parecen transitar las fotografías móviles, aparece ahora una aplicación, Foap, (contracción o acrónimo de Foto-Aplicación), que ya ocupa su lugar en el App Store y que pronto pasará a estar disponible para Android.
Desarrollada en torno a noviembre de 2011 por David Los (Tripl) y Alexandra Bylund, y lanzada al mercado en fase beta hace un par de meses, pretende servir como plataforma de venta para las fotografías que realicen los usuarios con sus teléfonos. Cuentan ya con casi 500.000 fotos en sus fondos, aunque sólo la mitad han visto la luz, dado que existe un proceso de selección que trata de mantener una buena calidad. A este respecto es importante, y la propia aplicación así lo hace saber, que “ciertos” retoques y filtros están proscritos, siendo motivo de rechazo o desestimación de la imagen.
Las instantáneas que pasan ese control de calidad son puestas a la venta en el sitio web por 10 dólares, de los que el fotógrafo, que ha de disponer de una cuenta PayPal para los ingresos, se lleva la mitad, y estableciéndose una cesión de derechos al comprador por un periodo de 10 años. Aunque uno de los desarrolladores asegura estar trabajando para conseguir mejoras en este aspecto, y que los usuarios conozcan el uso que se hace de sus fotografías, así como una reducción de la cesión de derechos que queda reducida a un año.
Mientras tanto, si tienes un Cartier-Bresson, un Robert Capa o, viendo los tiempos que corren, una Dorothea Lange dentro, trata de abrirle la puerta y sácate quizás unas monedas para tabaco. Mañana alguien puede comprar en Sotheby´s tu obra por un tercio de millón. El arte, la tecnología, vivir (las puntocom lo saben) es una burbuja a punto de estallar. ||| Fuente