Mientras se calibran algoritmos holmesianos que delaten a los ebrios pero sin confundirlos con los simplemente enfebrecidos -aunque con este espíritu de privatización de lo social que sobrevuélanos será tan gravoso lo uno como lo otro-; y en lo que van empollándose nuevos libros gordos de Petete –magros y digitales ahora, según espíritu del tiempo y diseño tecnológico– como el tal Inquire, discípulo aventajado de la Biología de Campbell, tataranieto acaso de la Enciclopedia Encarta, nuevas formas de aprendizaje al cabo, no ha mucho tiempo que otro volumen anda por ahí, más arcaico en sus formas e interacciones quizás, pero de gran enjundia en su esencia. Esencia que trata de dar relieve a esa abstracción infinita que llamamos Internet. [Para su edición en España habrá que esperar a principios de 2013, cuando la editorial Ariel tiene pensado sacarlo al mercado.]
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