El entramado orwelliano de monitorización y rastreo comenzaba con la instalación de unos 20 millones de cámaras de vigilancia dotadas de potentes sistemas de inteligencia artificial, las cuales se fueron emplazando en varias ciudades del gigante asiático (Pekín, Shenzen o Hangzhou) allá por la primavera del 2015, y que aspiran a reproducir en tiempo real hasta el último pixel del musgo que crece en la muralla china. Dos años después, hacía finales de 2017, ya existirían unos 174 millones de videocámaras diseminadas por su geografía, y el compromiso de las autoridades es llegar a los 600 millones en 2020. Pero el mero mapeo o registro visual no sería relevante si no fuera por el potencial intelectivo de esas máquinas que no solo ven, sino que miran. O dicho de otro modo: saben lo que ven. Y hagámonos a la idea, para atisbar las dimensiones del asunto, que aun si jugase con una tecnología equiparable, Estados Unidos solo cuenta con 50 millones de cámaras del estilo para una población de unos 320 millones. China, por su parte, alberga una demografía de en torno a 1´5 billones de personas.
[VÍDEO In Your Face: China’s all-seeing state BBC
Todas esas cámaras llevan incorporados sofisticados softwares de reconocimiento facial y tecnología deep learning, un cóctel de captura y procesamiento de datos en continuo aprendizaje, a cuyo sistema de cotejo se unirían la bases documentales de la policía y otros bancos de datos gubernamentales para, como diría el abuelo, que no se mueva ni una rata. Vamos, que si tienen tu facha del deneí o ese último selfie colgado en el Facebook chino, cualquier pixel podría delatarte. Aunque te muevas, aunque conduzcas, aunque te pintes con faldas y a lo loco… saldrás en la foto: las posibilidades de reconocimiento facial y visual que muestran las cámaras de SkyNet, con tecnología de empresas como Face++ o Sense Time, combinadas con el macroprocesamiento de datos y los sistemas algorítmicos, muestran un rendimiento, entre precisión y versatilidad, asombroso. Según dicen desde Face++, sus sistemas pueden localizar entre 83 y 106 faciales [puntos de la cara] para reconocer, mediante un vertiginoso rastreo de las bases de datos y una precisión mínima del 90%, cualquier rostro. También contaba el portavoz de esta empresa con sede en Pekín, que poseen incluso videocámaras capaces de identificar 120 personas por segundo. Eso es ojo de buen cubero y lo demás son hostias. Sherlock Holmes et al, aficionados, requiescant in pace. Ha nacido un héroe. O un monstruo. El HALvey Dent [9000] de Cibergotham.
HAL 9000 es el la supercomputadora de la nave en la película
[VÍDEO Person of interest (2011), intro en español] Jonathan Nolan y J.J. Abrams
Como ya habréis visto en alguna imagen o vínculo del post, la interfaz que muestra SkyNet recuerda mucho a los videojuegos y esa estética gamer a la que cada vez estamos más acostumbrados, y que también explotan el cine y la televisión. Desde Minority Report a Person of interest (2011). En la interfaz vemos pasar la vida en tiempo real frente al visor de la cámara, que es una pero son millones: gente de acá para allá en su trajín diario y automóviles circulando por las calles mientras se despliegan por la pantalla un par de recuadros y ventanitas de información, etiquetas, que encuadran y van siguiendo a los sujetos y objetos cifrando sus características: hombre, adulto, pelo corto, abrigo oscuro; camioneta, gris; ciclista; ciclista; ciclista, mujer, joven, pelo largo, pantalones. En la parte superior de la pantalla, horizontales, varios iconos que describen o contabilizan ítems: jueves 15 de enero de 2018, diez de la mañana, Cámara 7, 398 vehículos, 613 ciclistas, 210 peatones, 0 alarmas. Al margen derecho, verticalmente a una columna, una ristra de capturas fotográficas de viandantes; a la izquierda, a dos columnas, lo mismo pero con vehículos.
Cambia el plano a unas escaleras mecánicas: la pantalla se divide: rostros de gente que pasa se encuadran como cuando etiquetas a amigos y conocidos en las redes, e inmediatamente se fija una foto del individuo con marca horaria. Esa instantánea recién registrada se coteja con otra imagen de la base de datos. Un fajín rojo superpuesto en la pantalla informa sobre el porcentaje de similitud o coincidencia.
[VÍDEO Next-Level Surveillance: China Embraces Facial Recognition] Wall Street Journal
Esa policía en la nube, como definió Human Rights Watch estas peculiares simbiosis entre estados y compañías privadas, especialmente tecnológicas bajo la égida del estímulo comercial y la atención, seguridad (y vigilancia) del usuario, es una aviso a navegantes sobre el camino por el tablón que nos aguarda (por si no había quedado meridianamente claro con Snowdens, Wikileaks y otras ratas). Es curioso: aunque estas imágenes nos puedan resultar llamativas y desasosegantes con todos esos recuadros de colorines –a caso un poco vintage–, y sin que se diga mentira alguna sobre la locura y el peligro que supone, pero aquilatado el miedo con la inquina o desconfianza hacia el competidor económico asiático (¡chinos, no es la moral, son los mercados!), en el fondo, me temo, ubicado SkyNet en el imaginario contemporáneo, entre la ficción audiovisual ininterrumpida y el espíritu del tiempo tecnológico que asoma la patita entre conspiranoias, payolas y posverdades, no resulta especialmente apocalíptico ni revolucionario todo el tinglado. Poco menos que pensamos: ¿pero eso no lo venían haciendo ya desde hace tiempo? Horas eran… Aterra a menudo la familiaridad de los monstruos, escucho comentar a una colega cuando le hablo del asunto. Después del cine y los videojuegos, la realidad parece siempre una versión beta.
[VÍDEO Minoriry Report (2002), Steven Spielberg]
Lo dicho: estamos tan acostumbrados a la velocidad que parece de antes de ayer todo apocalipsis. La gente de a pie no veríamos una revolución ni aunque nos pasara por encima. Y hay que tener en cuenta que lo de fichar por la cara y esas filigranas morfofaciales está bastante extendido en China, de modo que muchos comercios, desde restaurantes a cajeros o autobuses (bastaría pensar en los penúltimos iPhones mundiales), se valen de escáneres similares para ofrecer sus servicios. Era algo que se veía venir de lejos, me dice la colega soltándose a lo que salga, desde la Sábana Santa al retrato robot me dice, pasando por aquel bailé que alguien encarnó en 1937 para darle naturalidad a la animación de Blancanieves mediante rotoscopia, eso que con la revolución digital se sofisticaría transformándose en mocap, acrónimo de motion capture o captura del movimiento.
[VÍDEO Cómo se hizo “Blancanieves y los Siete Enanitos”, rotoscopia]
Sin ir más lejos, en el Templo del Cielo de Pekín, para limpiarse el culo hay que mirar a cámara primero, porque si no das la cara te quedas sin papel higiénico. Se ve que más de un turista, o no solo, hace lo que hacemos casi todos. Especialmente en los hoteles. Hay un refrán chin, que alguien cita en los artículos enlazados, que decía: el cielo puedo parecer fino y escaso, pero es vasto y no te dejará escapar. Y aunque la metáfora creo que iba por otro lado, yo me acordé del perro de Scottex, empapelado… No hay pixel que te mantenga a salvo.
Para ir cerrando, y como tal vez algún friqui ya haya descubierto: no es solo el parecido razonable entre ese Social Score chino y la premisa del capítulo de Black Mirror; o la interfaz y la dinámica Big Data que en gran medida explotaba Person of interest, descendiente del espíritu Minority Report; ni siquiera el clásico Gran Hermano de Orwell y su consigna de partido: ‘la libertad es esclavitud’ [todo un eslogan de campaña tras los atentados del 11-S]; sino que SkyNet es también, precisamente, como se llamaba la inteligencia artificial que se rebelaba contra los humanos y lideraba el ejército de las máquinas en la mítica Terminator. Ojo: el inicio de la saga, mera curiosidad y coincidencia, fue también en el 84. De los 80 suele considerarse la primera quinta de los milenials. Orwell is in the air.
La verdad es que parece el nuestro un tiempo bíblico, de séptimos sellos electrónicos y gurús con peana tecnológica. Andamos como pollos sin cabeza, en desbandada, entre tecnología punta e interfaces intuitivas. ¿Y la gamificación…? ¡Ah de la vida! Y nos suena un móvil. Paseando por la muralla china recuerdo aquel titular del Independent: China ha hecho de la obediencia al Estado un juego. ¡Hostia, un pokemon!
[VÍDEO George Orwell – Una Advertencia Final extracto del Docudrama “George Orwell – A Life in Pictures” de la BBC en 2003
No había uno acabado de escribir el post todavía, cuando medios internacionales se hacían eco de la creación de la primera plataforma digital de información de crédito en China, un proyecto de colaboración entre grandes tecnológicas del entorno como Alibaba o Tendent y la propia Administración. Alfil a reina.
Feliz 2018 o Año del Perro en China.