Black Mirror, una miniserie de la televisión británica (Channel 4) ideada por Charlie Brooker, concebida en tres capítulos, cada uno de ellos autónomo con respecto al otro, trata de zarandear y cuestionar la hipertecnologización de la sociedad, la dependencia y sumisión del ser humano hacia ésta en lo que se proyecta como un futuro próximo, si no inmediato (el primer capítulo creo recordar que podría ser “contemporáneo” casi sin mayores ajustes), no muy lejano en el tiempo.
El caso es que en el tercer capítulo, quizás el menos macabro, “Tu historia completa”, con un contexto o “realidad” casi al alcance de la mano, los personajes incorporan un implante del tamaño de un grano de arroz detrás de las orejas, subcutáneo, allí donde las abuelas solían decir que nos frotásemos bien durante la ducha. Ese chip es una especie de grabadora/proyector que permite al individuo ir grabando y registrando toda su actividad, su vida, audio y vídeo, para que en el momento en que le apetezca recuperarlo pueda volver a él, bien directamente proyectado en las “pupilas”, bien en una pantalla de televisión.
Esa proyección directamente en las “pupilas”, cuya estética parece dejar al individuo en estado de trance, se me ha venido a la cabeza cuando he leído esta noticia. En ella se cuenta que un departamento de la Universidad de Ghent, Bélgica, ha desarrollado una pantalla en miniatura de LCD susceptible de incrustarse en las lentillas y proyectar imágenes a través de tecnología inalámbrica. Aunque por el momento ese proyectado de imágenes inalámbricas es muy rudimentario, y las minipantallas apuntan principalmente a un uso médico, como por ejemplo el control de transmisión de luz hacia la retina, se estima que en el futuro podrían servir para la superposición de imágenes en la vista normal del usuario:
«Ahora que hemos establecido la tecnología básica, podemos empezar a trabajar en el desarrollo que verdaderas aplicaciones, que estén disponible, posiblemente, en solo unos años […] Esto no es ciencia ficción. Nunca va a reemplazar las pantallas de cine para proyectar filmes. Pero para aplicaciones específicas quizás sea interesante, como mostrar imágenes de direcciones o proyectar los sms de nuestros smartphones directamente a los ojos», ha señalado Jelle De Smet, integrante de la investigación.