Hackers. Absorción y exilio. II

Mysha Glenny parece parafrasear aquella letra de Búnbury cuando se refiere a la comunidad hacker, o a una parte de ella: no son mala hierba, solo hierba en mal lugar. Este periodista y escritor británico se refería hace unos días a la reinserción del hacker, a la necesidad de este sujeto, pues su golpe semeja una habilidad desarrollada para prevenir, como el sparring que le dice al boxeador: recibiendo se aprende a encajar y, de ese conocimiento, surge el movimiento definitivo, la elisión del golpe (que en este caso es una seguridad más sólida, o mejor controlada). Sin hackers no habría seguridad, declara y rotula el periódico en su entrevista. No deja de tener cierto sentido, pero resulta paradójico: sin ejércitos no habría paz.

Google y el ministerio de la propaganda. Perdón, publicidad.

Toni Segarra lo había hecho así: una mano por la ventanilla de un coche con fondo agreste de carretera secundaria, la potencia de la marca perfilada en el minimalismo retórico de una pregunta: ¿te gusta conducir? El haiku de la publicidad amortigua la vida a la vez que relaja el hipocampo, y se expanden en el agua las frecuencias de la piedra como unos ojos in crescendo hacia los anillos de los árboles, es inevitable y dulce, queremos perder por algo la cabeza, volvernos locos, escupir fuego.

Hackers. Absorción y exilio. I

Azorado en el limbo espectral de la maleza, el hacker es una planta de yerba al margen absorbiendo luz y oscuridad del día tecnológico. La palabra hacker se rodea de recelos, unos ven viejos piratas donde otros proyectan grandes médicos, pero Jim Morrison dijo algo: En el mundo hay cosas; y entre las cosas, hay puertas. Hackers, serenos de la noche en red, el cascabel de su llavero es silencioso y anónimo como una calle vacía, la luz de las pantallas tras los estores. Soldados freelance del siglo, más de reputación que de fortuna, muestran el talón de Aquiles del mundo de la información globalizada.

Compota de Apple. No mezclar parias con manzanas.

Es curiosa la patria. Sangrienta a lo largo de la historia. Manipuladora. Machista, por como terminará la copla. En mi pueblo, durante un tiempo, la “t” de la casa cuartel estuvo caída. Más tarde, con la expansión de la ciudad ese edificio fue arrumbado, alma en pena, y alguien borró la “a” del artículo y pintó una “e” delante.

Opacidad lustrosa. El no-lugar de la Nube

Solo si somos capaces de habitar podremos construir.

Eduardo Chillida

 

Del cachivache siglo 20 a este verdadero cambalache siglo 21, el ser humano ha desarrollado la abstracción hasta la náusea. La física cuántica interroga partículas en un enorme anillo atómico del subsuelo de Ginebra tratando de explicar el origen de la materia del mismo modo que algunos hombres y mujeres persiguen en la indigencia la índole de dios. La mística tiene mucho que ver con el agua mineral con gas.

La Musa Binaria ¿Sueñan los números con articular letras?

Hace ya un tiempo se daba noticia en un periódico sobre una empresa, Narrative Science, dedicada al desarrollo de software narrativo, o lo que es lo mismo, programas informáticos que generen discursos o textos. Así, un equipo de investigación de esa empresa había conseguido programar un software que, a partir del procesamiento (lectura) de un grupo de datos, era capaz de redactar artículos.

¿Metafísico estáis? Es que no me conecto

La aparición del paradigma denominado Web 2.0 allá por el 2004 supuso una apertura hacia el dinamismo de la World Wide Web, esa red informática mundial que, aunque en cierta medida ya lo venía practicando, comenzó a potenciar comunidades virtuales donde los usuarios podían interactuar y colaborar generando contenidos y no ser meros consumidores pasivos.

Apple, o del sentimiento trascendente de la tecnología

Me asalta la estúpida pregunta de si es posible pensar Google en blanco y negro. Me refiero a si es posible articular esa palabra sin que la cromática del logo ilumine nuestros axones. A veces imagino que, incluso en los países de habla inglesa, la palabra apple proyecta antes en la imaginación de los sujetos la línea estética de los ordenadores que la superficie curva de la fruta.