Soy usuario de Windows 8 desde hace un tiempo (me compré un portátil y no he tenido muchos problemas con este sistema operativo) y debo decir que no estoy tan disgustado como la mayoría de las personas, Windows 8 ha añadido cosas buenas al entorno Windows que le faltaban pero, sinceramente, con Windows 8.1 se ha producido un cambio muy positivo aunque no se haya terminado de dar el empujón que falta para que las ventas se impulsen.
Creo que las ventas de Windows 8 no alcanzarán a las de Windows XP o Windows 7 por una razón muy clara, a pesar de que se tapa la crisis está ahí y las ventas han bajado, sin contar que las ventas de PCs han descendido mucho desde que los smartphones han empezado a tomar el relevo en muchos de los hogares españoles.
La gestión de aplicaciones (lo que conocemos como el Administrador de tareas) en Windows 8 funcionaba bien pero con la llegada de Windows 8.1 se han solucionado algunos problemas en lo que refiere al cierre de aplicaciones. Windows funciona de forma inteligente y determinadas aplicaciones (sobre todo las que se usan a menudo) no se cierran cuando nosotros salimos de las mismas, muchas de las aplicaciones son congeladas durante un período de tiempo demasiado largo sin ser eliminadas de la memoria (por si en algún momento estas se vuelven a abrir).
Esto no es un problema cuando tenemos un equipo potente y con una cantidad de memoria RAM suficiente (8GB o más) que nos permite trabajar de forma holgada en todo tipo de tareas pero si hablamos de equipos que van justos de potencia y sobre todo, justos de memoria RAM (2 GB o menos) hay un empobrecimiento de rendimiento notable.
En Windows 8.1 se ha mejorado mucho en este aspecto, ahora la nueva actualización de Windows permite saltarse esa especia de hibernación y eliminar la aplicación de la memoria de forma real e instantánea. Para hacer esto podemos proceder de varias formas:
- Nos dirigirnos al administrador de tareas y cerramos las aplicaciones que no vayamos a usar (en el aparatado procesos).
- En Windows 8 se podían cerrar de forma diferente, se pulsa en la App (en el margen superior) y se desliza hacia abajo hasta que desaparezca).
- En Windows 8.1 pulsamos en la aplicación (en el margen superior) y la arrastramos hacia abajo, antes de que desaparezca la App se girará (la app en si no, sino la miniatura) y después de que esta se gira solo habrá que arrastrarla hasta desaparecer pero se habrá eliminado de la memoria por completo (la memoria RAM, no pienses que se borrará de tu disco duro).
Hasta ahora cerrar una aplicación de forma definitiva no era posible con un simple gesto pero en Windows 8.1 es realmente sencillo. Supongo que no algo que habrá que hacer a menudo porqué es una tarea engorrosa pero si vas a ejecutar un programa que exprimirá al máximo tu hardware lo mejor es que optimices al máximo el PC y luego lo hagas para gozar de un mejor rendimiento.