Aunque a menudo uno se olvida de Turing tanto como de Tesla, Steve Jobs ha sido llamado el Thomas Edison del siglo 21. Último gran tótem de los tiempos tecnológicos, su actitud visionaria y su diseño innovador marcaron un hito en el desarrollo de dispositivos móviles y tecnología informática, embaucando con sus imanes de Macondo como el mejor Melquíades. Del Mac al iPod –la “i” referencial viene de imán, como Mac de Macondo, y de ahí la icónica e idolatrada gama de productos, puro misticismo o realismo mágico–, Jobs representa el sueño americano, la parábola del Don Nadie con ambición e inteligencia capaz de alumbrar en un garaje la idea del millón de dólares que llegará a cualquier rincón del mundo. I+D+ i. Otra cosa es a qué precio, esa letra en bastardilla que obvia la loa por la loa. Bill Gates actualizado o, en tópica síntesis: el niño que hereda 50 centavos y funda General Motors. Puro american way of life.
Toda historia tiene, claro, su rebaba filosa, the dark side of the moon, y hay que pasar el golpe de luz, la fama, por un prisma para dar con los colores. Abunda la bibliografía sobre la persona y el personaje, desde la biografía autorizada de Walter Isaacson, principal referente, hasta esas relamidas hagiografías que cantan al santo laico del último capitalismo. Algún cómic incluso se ve en las librerías.
Están asimismo, menos voceados, otros textos críticos con el tan traído savoir faire del joven emprendedor californiano, como The agony and the ecstasi of Steve Jobs, de Mike Daisey, o artículos como el de Eric Alterman: Steve Jobs. An American Disgrace y, en la prensa española, El otro Steve Jobs, de Vicenç Navarro.
Además de toda la documentación audiovisual que queda de su paso por el mundo, desde conferencias o presentaciones públicas a entrevistas rescatadas, en abril de 2013 llegará a los cines estadounidenses el primer biopic sobre él, jOBS, película recientemente estrenada en el festival de Sudance, dirigida por Joshua Stern y con el conocido Ashton Kutcher en el papel de Jobs. Aquí el clip de vídeo difundido por la red como reclamo:
Otro proyecto cinematográfico que abordará la figura de esa mente privilegiada de Apple será el llevado a cabo por Sony Pictures, para el que, además de hacerse con los derechos de aquella biografía autorizada, cuenta con el trabajo de Aaron Sorkin, guionista premiado con un Óscar por su trabajo en La Red Social (David Fisher, 2010), y creador de series como El Ala Oeste de la Casa Blanca (1996) o The Newsroom (2012). Sorkin tiene un tacto especial para los diálogos, capaz de hilar la ficción parlamentada como si del fluir de la vida se tratase, su prisa, su digresión, su sentencia. Además, como muestra claramente La Red Social, gusta de cuadrar la trama seleccionando instantes precisos que la desarrollen para desde ahí irradiar la personalidad o la historia. Algo así planea para su película sobre Steve Jobs, donde todavía no hay actor protagonista ni título siquiera, pero de la que Sorkin asegura que se dará en tres actos, “tres escenas” que comprenderían tres hitos dentro del currículum vitae de Jobs: lanzamiento del Macintosh (1984); lanzamiento del NeXT tras su salida de Apple (1988); lanzamiento del iPod (reflote de Apple, 2001). Y del trenzado de esos hitos, armar el mito cinematográficamente. Aunque no me enloquece su figura, me gusta una historia bien contada. Veremos cómo cuaja.
Aaron Sorkin
Richard Stallman, conocido activista y fundador del movimiento por el software libre, contrario a la política restrictiva y elitista de Apple, tildaba a Jobs de tiránico esteta: Steve Jobs, el pionero de la computadora como una cárcel hecha atractiva, diseñada para recortar a los necios su libertad, ha muerto. Su fantasma, más allá de filmotecas y legajos biográficos, permanece en el aura de los terminales que legó a la sociedad de consumo.