Hace pocas semanas, Google lanzaba en fase de pruebas por Estados Unidos un nuevo sistema de búsqueda inteligente denominado Gráfico de Conocimiento, un motor de rastreo que no ofrece sólo enlaces indexados, sino que combina estos listados con información directa respecto de la búsqueda, a través de la consulta y filtrado de diferentes fuentes como pueden ser Wikipedia o YouTube, entre otras. Aunque su tamiz no posee los mimbres y la precisión que puede tener Wolfram Alpha, resulta un claro movimiento hacia esa lógica computacional.
Una lógica que, en definitiva, persigue los presupuestos que articulan la Web semántica, la concepción de una tecnología inteligente automatizada como mejor recurso para el usuario.
Jacque Fresco defiende con sus tesis un sistema social que llama economía basada en recursos, una combinación de eficiencia tecnológica y sostenibilidad energética que prefigura sociedades de abundancia sin dinero y en armonía con el medioambiente. Una tecnología, reivindica Fresco, vinculada a las posibilidades energéticas, a la eficiencia y automatización de los procesos, una tecnología que ofrezca abundancia sin desequilibrios. Algo, según él, posible. Desde luego sus ideas resultan tan atractivas como aparentemente impracticables, no tanto por los déficits tecnológicos, sino dados los intereses creados en torno al mercado y la lógica económica. Es curioso, al respecto, que una parte importante de la ingeniería de vanguardia investigue en armamento, o que su interés/inversión tenga una órbita militar o paramilitar. Las empresas armamentísticas, testaferradas o no, son algunos de los lobbys o grupos de presión más importantes.
O quizás vemos demasiado cine, demasiada literatura, uno no sabe; después de todo, Rimbaud empaló a las musas y fue a hacerse señor de la guerra. Remigton fabricaba balas; máquinas de escribir también.