Hay aplicaciones y aplicaciones. Ya pienso en libros de esos tochos cuyo lema anuncia: Las 1001 aplicaciones que no puedes dejar de descargarte. Pondría la mano en el fuego a que ya existe alguno. Las hay tontas, terriblemente estúpidas; útiles otras, recomendables, plausibles, divertidas; en general, supongo, entretenimiento y comunicación instantánea. Practico el guásap, apalabro en horas muertas, miro el cielo con plantillas de Google, compro billetes del Alsa, mato cerdos con pájaros, cada loco con su tema…; y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Por qué me descargo lo que me descargo? Mentes privilegiadas del márquetin [filón y riqueza de las naciones] devanan la ecuación de las emociones: Pepsi o Coca-Cola? Mmmmm no sé, no sé, se prevé que el mercado global de aplis alcance los 19 billones de euros en 2015: amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón. Ejem.
Tal vez hayáis oído hablar de Foxconn. Al parecer Foxconn es la mayor empresa de fabricación y ensamblaje de componentes electrónicos a nivel mundial. Aunque la multinacional es taiwanesa, posee en China su aorta principal, dice la Wikiquedia que con 13 fábricas distribuidas en 9 ciudades chinas. Brasil, México, India, periferia de Europa… Una de esas empresas tipo, sospecho (esto es una opinión maliciosamente personal), que hacen emerger a algunos emergentes: ya sabéis, ese producto de esperanza socioeconómica que son los [tetra] BRICS, y otros MISTicismos. Acrónimos contra la disgregación del tiempo, siglos de siglas.
Bueno, el caso es que Foxconn, entre cuyos clientes se cuentan multinacionales tan conocidas como Sony, Intel, Microsoft, Nintendo, Nokia, Apple, Hp o Toshiba, entre otras, no trata muy bien a sus trabajadores, y algunos de estos –los suficientes como para que “los fácticos” levantaran el hocico–, acabaron finalmente suicidándose: aquí, aquí, aquí, aquí, o aquí podéis revolver entre la mierda un poco. Según las crónicas, Foxconn erige enormes complejos industriales donde llegan a vivir los trabajadores, un ejército de mano de obra [barata] hacinada a la que, generalmente, se trata despóticamente. Me da a mí que estas Foxconn Cities [o iPod City, como se denomina la fábrica de Shenzhen], son algo así como la serie Z de los “entornos laborales Google” y Silicon Valley.
Ensamblado aplicaciones y esta breve historia de la esclavitud asalariada 2.0suputamadrelaglobalización, os dejo noticia de un curioso juego para móviles. Se trata de In a Permanent Save State [“En estado de alerta permanente”], desarrollado por Benjamin Poynter, un juego que aborda, desde una estética muy lograda –atmosférica y narrativamente perturbadora–, los suicidios acaecidos en Foxconn; en palabras del autor: una reflexión sobre el papel del ser humano en la era de la producción en masa. Cada una de las fases, metáfora del ambiente desahuciado y opresivo de las condiciones de los trabajadores, pura fantasía crítica, se va jalonando con información sobre los casos ocurridos y reflexiones en torno a las muertes desde distintas creencias: siete narraciones interactivas cargadas de respeto y espiritualidad para siete suicidios parecidos. Una alegoría, como dice la propia publicidad del juego, que enfrenta el Sueño Oriental con el Espectáculo Occidental. Hechos del material que están hechos los sueños, unos lo sufren más que otros.
Hace ya unas cuantas semanas, buscando información entre páginas tecnológicas para otra entrada, me llamaba la atención, recurrentemente, un titular: Foxconn asegura que el iPhone 5 es el producto más difícil de ensamblar. Nunca acabé de leerlo, ni idea tenía aún (o lo había olvidado) de qué o quién era Foxconn, le perdí la pista. La fuente de este post, finalmente, me lo devolvía.