La veta de una idea nunca se sabe en qué piedra anda. Pudo haber sido viendo caer una fruta, despechado por el rechazo de una mujer o estudiando el crecimiento de las poblaciones de conejos. Newton; Zuckerberg; Fibonacci. El descubrimiento se suelda a la anécdota, la cultura reclama relatos. Este último, quizá el menos conocido, también llamado Leonardo de Pisa, fue un matemático italiano del siglo XIII que, además de la introducción de la numeración indo-arábiga en Europa, todavía vigente, expuso un sistema de sucesión numérica que quedaría más tarde fijado bajo el marbete “sucesión de Fibonacci”. Se trata de una secuencia bastante simple pero extremadamente funcional y recurrente en la naturaleza, la cual se basa en la lógica de que cada término es la suma de los dos anteriores: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, etc.
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