Cualquiera se ha llevado a la boca uno de esos pimientos oriundos de Galicia que, según la suerte que nos venga dada, puede hacer que deseemos beber agua hasta el día del juicio final mientras crece el infierno en las papilas, o bien dejarnos indiferentes (y estúpidamente soberbios) alegando aquello de “pues tampoco pican tanto” o “a mí nunca me tocan los ricos.”
Así como la aplicación móvil Shazam rastrea canciones y nos ofrece información sobre las mismas a partir de la escucha parcial de una de estas, Pementos Analyzer nos permite, a partir de la visualización de la hortaliza con el móvil, distinguir los pimientos picantes de los que no lo son.
Para quien no quiera jugar al ensayo-error con estos pimientos y desee asegurarse de lo que se va a meter en el buche, más allá de las proverbiales recetas de la abuela tales como guiarse por la bolsa, el tamaño o la forma, la empresa CodeNostrum ha desarrollado una aplicación móvil para dispositivos Android que permite identificar aquellos pimientos que son picantes. La curiosa herramienta se llama Pementos Analyzer y, aunque no ofrece una fiabilidad del 100 %, no deja de ser relativamente práctico. El software asegura que, de picar el pimiento testado como “no picante”, el error se debe al paladar del comensal, no al software. Con la aplicación o sin ella, é xeito ter a man unha cunca de vino o un vasiño de auga.
Cada premier sábado de agosto, la parroquia de Herbón, en el término municipal
de Padrón (A Coruña), celebra la Fiesta del Pimiento de Padrón, una conmemoración con más de 30 años de historia en la que los vecinos de la localidad fríen grandes cantidades de estos míticos pimientos gallegos para solaz de los turistas que se allegan. Un buen lugar donde poner a prueba esta rocambolesca aplicación.
Estos pimientos son uno de los manjares más característicos de las tierras gallegas, basta ver cómo en terrazas y restaurantes desfilan platos con la susodicha hortaliza, bien como piscolabis para asentar un buen albariño, bien como ración que complementa, qué sé yo, unas sardinas a la brasa. El caso es que estos pimientos, traídos quizá desde Mexico y aclimatados a la edafología gallega, son conocidos en toda España por su carácter picante (o no). El dicho popular cifra así su idiosincrasia: Los pimientos de Padrón, unos pican y otros no.