Sangre en el móvil, documental

Creo que como consumidores, en general, somos ofensivamente indolentes. Es difícil, y poco probable, que corporaciones o empresas se apliquen éticamente si, después de todo, el destinatario final de sus productos (sociedades de individuos con ideas propias?) tampoco sabe demasiado, o si, aún sabiendo, se lía la manta a la cabeza y se sumerge sin criterio en la velocidad del siglo. ¿Tu-ú tiee-ne-s crite-rio? –preguntaba el vigilante retrasado del astillero en Los lunes al sol.

Con un imaginario forjado desde los grandes centros comerciales y edificios corporativos, publicitarios, cuya virgen más icónica (o debería decir 11 mil vírgenes) se cifra en los luminosos jardines colgantes de Times Square, el ciudadano-usuario (que suscita mejor empaque que consumidor) deambula sin lazarillo a golpe de eslogan, entre música de mobiliario compuesta por Satie. Por lo general, dentro de la inercia del grupo, el único criterio/criba al que se suele recurrir es al del precio: lo que sea más barato. Dice la lengua popular que no hay como rascar el bolsillo para educar. Pero ese era el problema, educar siempre desde el dinero.

Basta de milongas y zapallos rimbombantes. Ya se ha pasado por aquí en otras ocasiones algo sobre la inocencia del consumo. También se habló aquí hace poco sobre un videojuego para móviles, Phone Story, y de las implicaciones sangrientas del coltán (que arma nuestros artilugios electrónicos) en la guerra del Congo. Buscando información sobre ese videojuego llegué al documental Blood in the mobile (2011, Frank Poulsen). Lo he visto recientemente. Es un gran trabajo que requiere valor y compromiso, como demuestran las imágenes durante el descenso a la mina. Un importante documento sobre la realidad de la explotación esclavista y la connivencia –bien desde el silencio, bien desde la retórica– de las empresas que nos suministran este presente multimedia. El documental se centra en Nokia, ya que esta gran empresa es estimada, a tenor de distintas evaluaciones internacionales, como faro de negocio tecnológico y sostenibilidad, apareciendo, por ejemplo, en el primer puesto del “ranquin verde” de Greenpeace para 2010. En 2011 el primer puesto lo obtuvo HP, y este 2012 el podio ha sido para Wipro, una empresa india.

Ética y moral devastadas en la carrocería del confort sin preguntas, sin-ónimo-de-lucro, igual que alimañas moribundas en el curso del río junto a las minas. Colas de 6 horas en los últimos lanzamientos del primer mundo. 

Aquí podéis ver el documental con subtítulos en español,y también podréis descargarlo desde yaske

 

 

 

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