Hace tiempo que los videojuegos no son sólo un ocio sin disciplina estética, desde el universo ingenuo y multicolor de Nintendo hasta el diazepam de Solid Snake o el trailer cinematográfico de Halo. Cada vez más la narrativa videográfica cobra importancia académica, pero también social, y con el tiempo quizás se pase del lector o espectador de historias al usuario de las mismas. Pero estoy jugando, o eso creo -como Jude Law en ExistenZ.
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