Jano era ese dios romano que se representaba con dos caras (bifronte), una mirando hacia cada lado, al frente y a la espalda, metáfora de su capacidad para ver tanto el pasado como el futuro. Vinculado a la astronomía y la arquitectura, era conocido como “el dios de las puertas”, de los comienzos y los finales.
De ese dios (Ianus) deriva el nombre ianuarios, sustrato latino de nuestro mes de enero romance. Río de Janeiro es del mismo modo Río de Jano. A menudo pienso en esas palabras – de Jim Morrison creo–: en el mundo hay cosas; y entre esas cosas hay puertas. Pura transición.
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