En la física retórica del tuit y su raya de coca a punto, pistón de inteligencia o majadería, el aforismo se puso de moda. Suplementos literarios y espacios vacíos se llenaban de libros de citas o centones dorando la píldora de la corriente, y jugando a ser Ciorán condensaba su sustancia el verbo contemporáneo. Yes we can –decía un columnista– santifica en su trinidad el elogio social del eslogan, el pensamiento líquido, breviario de la gente; Mad Men ora pro nobis.
Lo breve es viral; perdura lo instantáneo, parafrasea a Quevedo una novia de instituto en su Twitter. También es la definición de femme fatale que da en su diccionario Abrose Bierce. Aunque se han necesitado siete de éstas para poder decir aquello de una imagen vale más que mil palabras, cabe algo de verdad en la cuña. Más acaso si es en movimiento esa imagen.
Siguiendo el hilo de los 140 caracteres, ven ahora la luz los 6 segundos de vídeo. Hermanastro independiente de Twitter, pero propiedad del mismo, Vine es una aplicación que permite grabar vídeos para más tarde compartirlos a través de una red similar a la del pájaro azul o Instagram, pero cuya moneda de cambio y seguimiento son esos fragmentos de vídeo de menos de 6”.
Una vez registrado, bien a través de la cuenta de Twiter o mediante el mail, para grabar sólo es necesario pulsar la pantalla del móvil y registrar microsecuencias de 2 segundos. No se trata de grabar simplemente algo continuo, sino que se pueden ensamblar distintas microsecuencias que posteriormente se reproducirán en bucle desde tu perfil. Luego, podremos “seguir” los vídeos que más nos gusten y compartirlos, ya sea en el propio Vine, bien enlazándolo a otras redes como el propio Twitter o Facebook.
Por el momento únicamente está disponible para iOS (iPhone y iPod Touch), y se puede descargar de forma gratuita en la App Store de Apple.